miércoles, 21 de febrero de 2018

CUANDO DECIR NO ES DIFICIL


Decir que “no”, es uno de los aprendizajes que las personas suelen iniciar en la edad adulta. ¿Por qué?, quizás porque de niños y niñas, nos enseñan a ser obedientes, a no llevar la contraria, a ser buenas personas.

Hay que compartir, tienes que darle a tu amiguito, hay que ser solidario, tienes que… dar lo tuyo, de tu “ego” más tuyo a los demás.

Este aprendizaje se hace de forma inconsciente, es de la programación oscura y dura de la primera educación, por eso cuesta mucho llegar a ella y cuestionarla. Cuando de adultos ante la petición de hacer o no un favor, nos encontramos con la programación inconsciente y nuestro nuevo modo de reaccionar, osea cuando decimos “si”, pero queremos decir “no”, es cuando podemos observar el dilema al que nos enfrentamos.

Queremos decir NO, pero no sabemos como hacerlo, nos sentimos culpables, avergonzados y no encontramos la tecla adecuada para que de nuestra voluntad salga ese “no” rotundo que en el fondo buscamos.

Hay libros: “Cuando digo “no”, me siento culpable”, “No sigas “si”, cuando quieres decir “no””, “El arte de decir NO”. Todos ellos pedirán de tu presencia, en el presente y preguntándole a tu ombligo que es lo que quieres. Sólo tu puedes hacer esta tarea y dar el paso de decir NO. Es una tarea que nadie puede hacer por ti.

Este paso se da poco a poco, a veces después de lamentarse por haber dicho que si, las personas nos sentimos, rabiosas, decepcionadas y con pesar, nos sentimos cobardes o fáciles de manejar o …., es natural que nos sintamos así, después de haber traicionado nuestro propio YO, pero es bueno que nos sintamos así.

Una vez hayamos sentido la necesidad de negar, de decir no, de no colaborar, de no asistir,… ha llegado la hora de decirlo de forma asertiva, con lo que yo llamo las muletillas, “va a ser que no” (es mucho más largo, pero más fácil de decir), “me lo pienso o me lo tengo que pensar” ( eso me da margen, desanima a la otra persona y puede dar el resultado de “he pensado que no”) “no lo quiero hacer”, “no lo puedo hacer”, “no me viene bien”,…o cualquier otra que te sirva para tomar distancia de la respuesta de forma inmediata y te deje coger fuerza para responder lo que tu quieres.

Es un ejercicio fácil dentro de las habilidades sociales, y cuanto más se practica mejor sale, a medida que se va diciendo va a ser que no, se van perdiendo sílabas y llega una pregunta en la que la respuesta es tan sólo NO. Ese día podremos decir que esta lección esté aprendida.

Aunque no siempre será fácil decir “no sin sentirse culpable”, mientras estamos aprendiendo, o cuando tenemos que tomar algunas decisiones importantes. En ese caso las prioridades mandan, pero eso es motivo de otra discusión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario